sábado, 24 de enero de 2015

Experiencias - "Y de repente... En la oscuridad... Una Luz"

"Y de repente... En la oscuridad... Una Luz se enciende y te llama para que la sigas. ¿Será verdad...? Habrá que seguirla para verlo."


Del 12 al 20 de Enero han habido días en los que el dolor físico parecía que nunca iba a terminar. Pacientemente llevaba el día con lo que iba surgiendo, pero se hacía pesado porque de tanto estar en casa sin poder moverte fácilmente porque el dolor se te clava, se te acaban las alternativas y no quieres ni leer, ni escribir, ni escuchar música, ni ver tele... quieres salir de las cuatro paredes y escapar pero el frío y tu cuerpo no te lo permiten. No te queda otra opción que aguantar, resistir y seguir en casa atrincherada ante el frío pensando en qué puedes hacer para que los días sean más llevaderos ante tal situación. 

Te acuestas hablando con un amigo y diciéndole positivamente que estás cansado/a de estar encerrado/a, que echas de menos muchas cosas, pero que sobre todo anhelas el poder abrazar y besar a la persona que te ama y que ésta no existe, de hecho, no existirá en mucho tiempo hasta que salgas de esta situación, más que nada, porque si no sales, no aparece por las cuatro paredes de tu casa. No es que necesites a alguien para que te ayude a superar esto. ¡Que va! Simplemente es una de muchas cosas que quieres sentir ahora y por las que tienes que esperar a cuando estés bien. Hablas de lo irónica que es la vida y le dices que cuando llegue lo bueno lo soborearás tan despacito que no terminará nunca. Esa amistad te desea lo mejor y se solidariza con tu situación diciéndote que no es fácil tener que permanecer encerrado en casa por obligación, pero se alegra de que le cuentes estas cosas y te dice:

"Me gusta como estás esta noche. Nostálgica pero no sensiblera. Resignada pero esperanzada. Ojalá te llegue una mínima parte de lo que te deseo" 

Te envía a soñar y vuelas hasta el día siguiente...

Te despiertas en mitad de la madrugada del 20 de Enero para ir al baño. Rompes el sueño 3 o 4 veces para eso mismo como cada día durante estás largas semanas y vuelves a conciliar el sueño. La última vez que te levantas, es justo cuando toda tu familia se prepara para ir a trabajar. A las 8 de la mañana vuelves a cerrar los ojos porque sigues cansado/a. Amaneces a las 11 y te paras a pensar en qué desayunar en este nuevo día mientras piensas en qué hacer durante este día en tu casa. Te sientas frente a la estufa de leña y te paras a responder un mensaje de ánimo que te envió un familiar por la noche, pero antes te viene a la mente lo lejos que está la meta por la que estás luchando. Tú quieres que sea superada antes de tu 30 cumpleaños para poder disfrutar de ese día libre del peso de las limitaciones que te pone tu cuerpo actualmente, pero eso no depende de ti, depende de muchos factores que sólo pueden verse con el paso del tiempo. Puede que la meta termine para esa fecha o puede que termine a finales de año. Piensas en cuántos ciclos de quimioterapia pueden quedarte, en cuánto podrás aguantar, en que quieres salir ya, pero ves tan lejos el final... No sabes qué desayunar, no tienes apetito porque estás cansado/a de que todos sean iguales, en el mismo lugar de siempre y contigo mismo/a.

De repente... Algo te saca de tu mente. Suena el teléfono. ¿Quién puede ser? ¿Tu madre para preguntarte si necesitas algo del mercadillo? Lo atiendes y...

- ¿Si...?
- Buenos días.
- Buenos días.
- ¿Es María Torres?
- Si.
- Le llamo del Infanta Cristina. Es para darle cita con la cirujana.
- Un momento por favor, voy a buscar un papel para tomar nota. Dígame.
- Tiene cita el viernes día 23 de Enero con la cirujana a las 12:00 h en la 4ª planta de consultas externas. La puerta nº 414. 
- Estupendo, gracias.

 

¡No podía creerlo! Hace un momento estaba sentada ante la estufa viendo como ardía la leña y me perdía entre las llamas mientras pensaba en qué podría hacer durante el día y lo largo que es este camino tan desconocido y... ¡Zas! La vida me agarra, me levanta y me da dos guantazos de alegría para que desayune con ganas y apetito.

¿Cirujana? No es la cirujana con la que tengo la revisión de mi cicatriz después de la operación. Entonces... Eso significa... ¡Que...! ¡No me lo puedo creer! Inmediatamente llamo a mi madre y le doy la noticia. Me pregunta que para qué y le dije que no  lo sabía, que seguramente sería para decirme que  me van a operar. Ella se pone a crear sus hipótesis y le digo: "mamá, esperate a que llegue el día y ya sabremos. Lo que es seguro es que será una buena noticia." Cuelgo y me pongo a enviar notas de audio a mis buenas amistades además de familiares que están pendiente de mí cada día y que envían ánimos. Me acuerdo de que no llamé a mi padre y lo llamo para comprobar si mi madre lo había hecho, y así fue. Le pregunto si ya lo sabe y me pregunta que si no puedo preguntarle a mi amiga la cirujana que de qué se trata. Le dije que mejor que nos esperemos a ese día y no molestemos a nadie. Se emociona y me dice que a ver si es verdad y salgo cuanto antes. Seguidamente llamo a mi hermana para preguntarle qué tal le va el día y se queja porque le salía todo mal. Entonces le pregunto que si le había llamado mi madre y... ¡No sabía nada! Le digo que le tengo una buena noticia y cuando se la cuento se emociona. Fue una mañana alegre, tardé en tomar el desayuno con tanta emoción que repartir entre mi gente.

El día antes me escribieron al móvil para avisarme que Radio Barcarrota pasaría la inspección el jueves. Otra notica alegre para mí aunque actualmente no pueda hacer mucha radio. ¡Qué curioso! El lunes la noticia de la emisora, el martes la de mi cita con la cirujana. El jueves la radio sería inspeccionada y el viernes mi cuerpo sería revisado para una operación. Las dos somos inspeccionadas para una mejora y un cambio hacia algo mejor. Me encanta enseñarte como se van enlanzando y conectando todos los puntos de mi vida para que tú veas que a ti también te pasa y te pasarán estas cosas.







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