martes, 27 de enero de 2015

Experiencias - "15 días de los cuales 4 o 5 son maravillosos y hacen pasajero el dolor"








Después de tantos días encerrada, ayer día 21 de Enero salí a ver a mi abuelo Florencio en el Centro de Mayores. Llevaba sin verle algo más de un mes. Me llamaba para saber cómo iba progresando pero no se atrevía a venir porque no quería verme mal. Pasé un rato muy agradable con él, el director del centro y el hermano de mi tía que apareció por allí. 


Por fin algo diferente que ver después de tantos días en casa viendo a mis padres, mi hermana, mi abuelo Adelardo, mi tío, los gatos de casa de mi abuelo o a Mechas, mi perrita. No fui muy lejos la verdad, pues el centro está a dos pasos de mi casa. Me puse mi abrigo azul que me tapaba hasta las rodillas y toda la nariz con el cuello, mi gorro marrón claro del que todo el mundo se enamora y salí a la calle. No se me veían ni los ojos cuando iba andando. Los niños salían del parvulito e iban con sus madres y/o padres a casa. Justo cuando estoy entrando al Centro de Mayores, mi abuelo deja en la puerta a una señora y se va a aparcar.

Entro al centro e inmediatamente me saluda Miguel y me invita a tomar algo. Hubo muy buenas conversaciones. Recordé viejos tiempos de cuando trabajaba hablando con Miguel Plasencia, le conté a mi abuelo que el viernes tengo una cita con el médico y que es importante, hablé con Paco de la exposición de fotos que había allí pues me imaginé que fue cosa suya. Seguro quieres saber de esa exposición, ¿verdad? Vale, no te dejo con las dudas. Resulta que han puesto fotografías de las distintas calles del pueblo en la actualidad junto a otras de hace unos años. Miguel y Paco me dijeron que van a sacar un librito de ello y me alegré un montón. También aproveché para decirle que deberían sacar otra edición de los libros que hablan sobre la historia de Barcarrota y otras cosas más. No estuve más de una hora por allí, pero Miguel quería que me quedase a comer con todos los mayores. ¡Tenían garbanzos! Me encantan los garbanzos, pero yo tenía albóndigas en casa y hacía tiempo que no las como, así  que la oferta era tentadora porque podría haber estado en convivencia con todos los mayores, pero le dije que ya mejor otro día. 


Hoy jueves no pretendía salir de casa porque hacía frío e iba hacer crema de verduras para ir a comer a casa de mi abuelo Florencio, pero todo cambió a lo largo de la mañana. Nunca he sido de hacer planes con tiempo, pues nunca sabes qué puede pasar al día siguiente. Ahora más que nunca, evito hacer planes y si los realizo, siempre están abiertos a posibles cambios. Me levanté sobre las 9:30 h y me preparé mi zumo de limón con agua templada. Mientras pasaban los 20 minutos para poder desayunar y que el antibiótico natural haga su efecto, me puse a enredar en el ordenador buscando cosas interesantes que leer. Luego me puse a preparar un desayuno diferente al de ayer, pero sobre todo bien nutritivo pues estoy en los últimos días antes de la quimioterapia y debo comer todo lo posible  para recuperar el peso que he perdido durante esta semana y media. ¿Quieres saber qué he desayunado? Ummmm… déjame pensar… Unos fresones troceados con sirope de ágave. Avena natural hervida en leche de avena, canela, cacao puro sin azúcar y ágave para endulzar; y… coco, nueces troceadas y piñones para hacer una capa bonita y espesa que lo adorne. Tres mandarinas y una tortita de maíz con mermelada de arándanos. 


Hoy quería hacer tantas cosas, pero… nada de lo que tenía previsto hacer ha sido posible pues a las 11:30 recibí una llamada de la Casa de la Cultura y tuve que irme a la emisora.

El lunes me avisaron de que vendrían los inspectores a verla, pero que no me preocupase y me quedara en casa para evitar coger frío. Al final esto no pudo ser posible, mientras estaba hablando con Íñigo Sastre, un jovencito de un pueblo como Balmaseda de Bilbao que también tuvo el mismo problema que nosotros en Barcarrota con la emisora de su ayuntamiento, me contaba que ya no sigue en radio y que desde hace dos meses se encarga en la Cadena SER del equipo web y que anda entre Bilbao y Madrid, que ya no tiene tiempo para radio; me llamaron para solicitar las contraseñas de los ordenadores de Radio Barcarrota. Así que tras retomar el contacto con este chico que casualmente tiene a un tío suyo metido en la batalla del Cáncer, tuve que cambiarme rápidamente de ropa y acercarme a la emisora para no hacer esperar a los inspectores, yo pensé que ya habían hecho el reconocimiento y que me lo había perdido, pero curiosamente andaba hablando con alguien de radio y no pude resistirme a ver la emisora. Resulta que las contraseñas las tengo mecanizadas, que no han sido memorizadas con memoria gráfica y como no esté frente a los teclados de los ordenadores no me salen. 

Me acerqué a la emisora. Era el segundo día que salía a la calle y llevaba tiempo sin andar, pero no había quién cogiese mi paso ligero camino a la emisora. No me podía creer que siguiera manteniendo ese paso después de tanto tiempo sin caminar y estando encerrada en casa. Llegué toda ilusionada, abrí la puerta y me encontré con Mariano Gabardino, un trabajador llamado Jesús que le ayuda en las instalaciones y Gema Pinilla. Me abracé a Mariano. Creo que desde marzo o abril de 2014 no nos hemos vuelto a ver. Nos emocionamos los dos. Se alegró de verme y no se esperaba verme así, de hecho, Gema me dijo que todos la miraban con cara rara cuando les contaba que estoy estupenda. Cuando me vieron se sorprendieron. No me dio tiempo a terminar de saludar cuando entraron los inspectores para contarnos que todo estaba perfecto, que sólo faltaba la firma y enviar la documentación a Madrid para que la aprueben. ¡Qué alegría! Estaba ahí, en el momento por el que tanto luché el año pasado para que esta emisora siguiese adelante. De hecho, todo permaneció detenido por mi enfermedad, pues el 14 de Julio fue cuando me confirmaron que efectivamente la tenía, y hasta que no me operaron en Septiembre y me recuperé no vi el correo con la aceptación de un presupuesto por parte del ayuntamiento. Hice tramitaciones entre Mariano y Sergio, el ingeniero, desde el hospital en Junio, para que no se detuviera nada, pero hasta Octubre no encontré dicho correo en Radio Barcarrota. Se lo pasé al ingeniero y le pedí que por favor siguieran adelante con ello, que se pusieran en contacto con el ayuntamiento. Me dieron ánimos con todo lo que me viene por delante y se fueron. Se me fue el tiempo volando hablando con Gema y Estefanía en la Universidad Popular, y luego con Juanma en la Biblioteca. Supuestamente iba a hacer de comer, pero ni hice la cama porque tuve que salir pitando de mi desayuno. En fin… De perdidos al río, así que saludé a Joaquín en La Cruz del Altozano y al final me detuve a tomar algo porque quería echar un rato con él. Me dieron las 14:30 y al final me tuve que ir a casa a comer porque no avisé a mi abuelo. Un día maravilloso e inesperado. 


¡Por fin llega el viernes!

La mañana me la tomé con calma, con demasiada diría yo, pues casi llegamos tarde a la cita con la cirujana por mi culpa. Llegamos 5 minutos tarde pero a tiempo, pues no había hecho más que salir un paciente. Allí casualmente había una chica de Táliga que me reconoció y me dijo que nos vimos en el viaje que realizamos a Trujillo con el cursode cata de vinos que organizó ADERCO. Curso que no pude disfrutar al 100% por mi enfermedad, pero del que saqué algo. Hablamos un rato y recordamos cosas. Me dijo que se enteró de lo que me pasaba por uno de los trabajadores que está en la empresa de mi padre, Antonio Fernández. No terminamos la conversación cuando de repente me llamó la cirujana oncológica. ¡Dios! ¡Al fin! ¿Qué me dirá? Entré toda emocionada, con los ojos brillantes y una sonrisa dibujada de lado a lado de la cara. Me acompañaban mis padres y nos pidió que tomásemos asiento. 

Arancha nos preguntó que si nos habían contado el tipo de tumor que tengo y para qué estaba allí. Les dijimos que no. Ella nos preguntó que si queríamos saber bien en qué cosiste todo. Le contesté que sí, pues mi oncólogo es demasiado prudente. Ella se echó a reír y dijo que efectivamente se pasa de prudente. Le dije que prefiero que sea así, que no me gusta ver el más allá, que prefiero no crearme expectativas, pues si estás se derrumban, hay que crear nuevas y lleva un proceso de asimilación que crea más inconvenientes que beneficios a esta enfermedad. Ella asintió con la cabeza y me preguntó que si buscaría en Google lo que me va a explicar. Le contesté que en ningún momento he buscado nada de esta enfermedad por internet, y que si he preguntado, ha sido a gente cualificada, pues precisamente tengo una amigo que trabaja en el Hospital La Paz de Madrid y que investiga este tipo de cáncer, además de que trabaja con células madre. Sonrió y se quedó tranquila para comenzar con la explicación. Una vez me explicó todo, quiso ver la cicatrización de la operación y palpar el abdomen para ver si estaba inflamado. Me dijo que estaba todo bien y que no había mucha inflamación por las zonas. Me preguntó si había tenido molestias y le contesté que durante esta semana he tenido dolores con las diarreas. Ella me dijo que si eran asiduos y constantes, le dije que no, que me ha pasado durante dos días. Según ella eso no debía preocuparme, estaba todo bien.

¡Ahora viene lo mejor! 

María, hemos visto la posibilidad de enviarte a Córdoba para que lo valoren y te vean allí, es un centro especializado. La operación consiste en abrirte, quitar lo que queda de tumor y dar una sesión de quimioterapia durante la operación directamente en donde estaba el foco principal para asegurarnos que lo eliminamos todo. No es lo mismo que cuando va por las venas. Debes tener en cuenta que es una posibilidad, pediré una segunda opinión de otro equipo médico. Te voy a facilitar la extensión de mi teléfono, estaré siempre disponible porque llevo el busca conmigo. En estos días te surgirán dudas, por favor, llámame que te las resolveré sin ningún inconveniente. El centro tardará un mes aproximadamente en llamarte y debes ir con la mente abierta. 

¡Dios mío! Que de información buena y tan de golpe después de la semana que había pasado. Tenía las pilas recargadas desde que me llamaron el martes, pero la racha seguía y la vida me sujetaba con unas cuerdas bien fuertes que no podía evitar sonreírle y darle las gracias por tan magníficos regalos. Mi familia, primos y amistades estaban pendientes de todo. De hecho, había una chica de mi pueblo que me dijo que rezaría por mí. Escuchar que tanta gente está rezando por ti… Ufff… ¡Es demasiado! Que cada día te digan que te tienen en su mente y te envían energías para que todo salga bien… 

El día no terminaba ahí. Había quedado con una gran amistad para comer y celebrarlo en un restaurante que me recomendaron hace tiempo para mis padres y que tenía ganas de conocer. Samuel Hernández, el cavernícola lo llamo yo, así como a toda la trupe del Secreto de la Caverna. El día 30 de Enero es su cumple y no podré estar en su celebración por la quimioterapia. Así que como con todas mis buenas amistades me gusta tener el detalle de hacer una tarta o algo especial, me dije que podría celebrar la noticia recibida ese día con él. 

Ese día tuve otro regalo más, pues Samuel colabora con Onda Cero y hace programas allí, así que cuando salió y vio que tenía interés en conocer la emisora, me me invitó a verla. Nos despedimos de mis padres y subí con él a la emisora. Me presentó a la directora, que curiosamente se llama como yo. Estuvimos charlando gratamente sobre el mundo de las emisoras municipales y las privadas. Corté cuanto antes, pues no me gusta interrumpir a la gente en su horario de trabajo y quitarle tiempo. Luego nos asomamos a la sala de grabación de cortes, cuñas y entrevistas. Allí estaba Arturo. Se encarga de dar las noticias y lleva la sección de deportes desde algo más de 20 años. Estuvimos hablando muchas cosas. Samuel descubrió que curiosamente Iker Jiménez ha colaborado con esta emisora desde la distancia cuando todavía no era famoso. Y eso que llevaba tiempo colaborando. En fin… creo que tengo un don, y es el de sacar las conversaciones oportunas inesperadamente. Lo estábamos interrumpiendo y le dije que mejor siguiera tranquilo con lo que estaba haciendo, que seguiríamos viendo la emisora para no distraerle. Él quería seguir hablando con nosotros pero tenía que atender su deber. Me presentó al encargado de entrevistar para redactar las noticias del informativo y seguidamente entramos a control porque iba a comenzar el informativo. El técnico de sonido hacía la misma labor que desempeño yo en Radio Barcarrota: locutar, llevar el sonido, atender llamadas, controlar dos ordenadores en directo y enlazar la franja horaria con la conexión del informativo para dar paso a su compañeros. Los vi locutar en  directo. Disfruté como una enana y me dijeron que por favor volviera otro día con más calma, que están ahí para lo que necesite. ¡No me lo podía creer! Se me abren puertas en sitios que no esperaba. Antes de irme, el chico que lleva la sección de cuñas y publicidad se despidió y me dio un beso diciéndome que no me iba a dejar con las ganas.

¡Menudo viernes! ¡Cuántos regalos juntos! Con eso pensé, ya sólo me queda conocer la SER a través de otra amiga e ir  a Canal Extremadura para ver cómo trabajan todas las amistades por allí. Pues La Cope ya la conozco gracias a otra amistad. Bueno, también conoceré Canal Sur Radio gracias a otra amistad. Cuando vuelva a Radio Barcarrota, contaré con el apoyo de mucha gente. Dará gusto trabajar sabiendo que contaré con gente que tiene muchos años de experiencia en este mundillo. Gente que tiene distintas formas de trabajar. 

Toda mi gente quería saber qué tal había ido todo, pero ese día no llegué a casa hasta las 9 de la noche, pues al igual que llegué tarde a la consulta, también perdí el autobús de regreso a Barcarrota y tuvieron que traerme de vuelta. El sábado no podía con el cuerpo. ¡Normal! Pero ese día aproveché para enviar audios a toda mi gente. El martes se me saltaban las lágrimas de alegría mientras les enviaba los audios y el sábado notaban mi felicidad por todos los regalos recibidos el viernes. 

Toca esperar… Paciencia entonces. 

"Para despedir este post con una reflexión... De siempre he pensado que no hay que forzar las cosas en la vida y dejar que éstas sucedan sin más. Ahora la vida pone todo a mis pies. Me dije que no forzaría las situaciones y creo que algunas las empujaba con tanta fuerza que no salían porque no estaba apuntando en la dirección adecauda, más que nada porque no estaba en el momento preciso de empujar, sino más bien porque toca dejar que me empujen y ayuden. Nos es malo dejar que te ayuden, se aprende más. No me gusta abusar de la gente y por eso evito la ayuda, pero a todos nos gusta compartir y sentirnos realizados cuando vemos a la gente que queremos crecer. Y en mi caso, quiero crecer y hacer crecer. Esta enfermedad me está enseñando mucho y la comparto contigo para poder transmitirte que la vida es maravillosa y merece la pena pasar por este sufrimiento, pues cada día me sorprende más. Pensamos que estamos solos, pero no es así. Esta batalla la enfrentaré yo sola, pero tengo un gran equipo de personas detrás de mí que crean la armadura que necesito para estar fuerte ante ella."

¡ GRACIAS POR ESTAR AHÍ!

(Siento que el post sea tan largo)



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