martes, 3 de febrero de 2015

Experiencias - "El Dolor No es impedimento para Sonreír"





Ha pasado una semana ya desde que recibí la sesión de quimioterapia. Una semana llena de muchos momentos importantes que contribuyen a que mi mente se fortalezca más cada día ante el dolor. Han sido días difíciles, pero bien llevados gracias a la buena noticia que me dieron el pasado día 23 de Enero. Tener la posibilidad de ser operada en Córdoba si cumplo ciertos requisitos, es algo que me ha dado fuerzas para seguir adelante y pensar que esto puede terminar más pronto que tarde. Aunque ponerse límites no es bueno, porque si no se llega, corremos el riesgo de ahogarnos en un simple vaso de agua. Por eso mismo,  eliminé ese detalle de mi mente hasta que me llamen de Córdoba y me den el SI o el NO. De hecho, han nacido proyectos en mi vida. ¡Sí! Un proyecto que debo realizar mientras estoy enferma, pues cuando salga de esto, tendrán que atenderlo otras personas que estén en esta situación para que se sientan autorealizadas y se les haga más pasajera esta batalla. Aunque primero tienen que aceptar este proyecto en la Asociación Oncólogica Extremeña.


La vida hace que estos proyectos nazcan dentro de mí en las peores situaciones, creo que para rescatarme y llevarme a vivir cuando parece que todo está perdido, o que incluso va a perderse. Creo que esto es un instinto natural del ser humano. Tenemos que sobrevivir y la mente no nos permite autoliquidarnos. Antes de que eso suceda, ella, trabaja otros caminos por los que seguir. Sí es cierto que no todas las mentes están tan abiertas para ello. Para conseguirlo debes trabajar continuamente con ella y no dejar que un sólo camino se adueñe de ella. Es posible que ese camino sea el correcto y puedas llegar hasta el final del trayecto, pero al no estar seguro, debes acordarte de las vereas que existen en el y que te pueden llevar a otros caminos diferentes que te gusten más o menos. Con lo cual, debes vivir siempre preparado a posibles cambios hacia la meta que te has propuesto. A eso se le llama tener la mente abierta. Puede que incluso antes de llegar a tu meta, decidas cambiar esa meta por otra nueva y no la termines. ¿Quién sabe? Si vives así, la vida será menos frustrante para ti.

Así es como vivo mi vida y ahora más que nunca, pues me centro en las limitaciones que me impone mi cuerpo. No todos los días respondo como mi mente quisiera según tiene en el recuedo a mi cuerpo. Si viviera pensando en cómo era y cómo soy ahora, seguro me frustaría. Sin embargo, me río porque me identifico con una persona anciana o un bebé, según se mire.

La semana pasada fue dura, y la verdad, voy a atajar la historia porque también fue gratificante. He vivido inmersa en el más profundo de los dolores. Por suerte he vivido rodeada de mucho "Amor" en ese "Dolor". He llorado día sí y día también. Tanto el viernes y el sábado lloré. No lloré porque anhelara algo, sino porque me dolía el cuerpo y lo único que lo aliviaba era el llanto. El viernes fue muy especial pese a que me levanté sin ganas de desayunar. Me dolía la espalda, no había dormido bien porque me desperté 5 veces durante la noche para ir al servicio y no echar más que aire, ya que el jueves me tomé un fortasec para cortar las diarreas y así conseguir que se aliviara la almorrana con la que llevaba desde la semana anterior. Al fin fui al baño para hacer algo, pero una vez llegó el momento, quedé destrozada, tanto físicamente como moralmente. Terminé llorando desconsolada sin saber porqué tenía que aguantar tanto dolor. Lloraba y lloraba, me quejaba amargamente cansada de aguantar día tras día ese dolor y que ahora le tuviera que agregar el de la espalda por permanecer tanto tiempo encerrada en casa sin andar. De hecho, la espalda es la que me despierta con pinchazos durante la noche. Me puse de rodillas frente a la estufa para poner la espalda recta y dejé que las lágrimas de dolor se agotaran. Hablé con mis amistades en ese proceso, pues cada mañana me dan los buenos días y me preguntan qué tal comienzo el día, al igual que me dan las buenas noches y me preguntan por el día entero mientras me cuentan el suyo. Trataban de encontrar palabras de consuelo, pero sabían que para ello no tenían consuelo alguno, sólo hacerme mirar hacia delante y que pronto quedará en una pesadilla. Una vez la mente ya no pensaba en nada y lloraba sin sentido, paré y me dije: "¡Basta! Ya es suficiente. Te vas a levantar, vas a desayunar, te vas a duchar tranquilamente y vas a enviar el dolor del recto y la espalda a paseo con esa ducha relajante."

Comí sin apetito porque tengo que nutrir el cuerpo aunque este no tenga fuerzas y ganas de hacerlo por el machaque al que está sometido, es una de las cosas que me ayudan a estar fuerte y la quimio junto con el cáncer quieren que me venga abajo. ¡No lo permitiré! Seguidamente, preparé la estufa con más leña y puse el albornoz colgado en la percha para que se fuera calentando mientras iba haciendo la cama y recogiendo el dormitorio. Una vez puse orden en la casa, me fui a ver qué podría ponerme para estar en casa. "No cogeré nada especial, de todos modos, no voy a salir. ¿Para qué arreglarme?" Cogí un sueter negro de cuello alto y un vaquero. La ducha aliviaba un poco el dolor de la espalda. Con el agua me perdía e imaginaba que era la lluvia cayendo sobre mi cuerpo. Me enjabonaba suavemente, pensando en cuando lo tenía que hacer mi madre porque no podia sostenerme en mí una vez salí del hospital tras la operación. Pensé: "Ha pasado mucho desde entonces, y en todo ese trayecto, he evolucionado mucho. Sí, es cierto que ahora tengo otros dolores más molestos e inesperedos, pero pronto se quedarán en nada. Esto es así, semana mal, semana medio bien. Ya llegarán los días en el que el dolor no exista. Hasta entonces, sólo queda disfrutar los momentos en el que el dolor no esté presente y cuando este aparezca, debo eliminarlo con la mente."

El agua fue la limpiadora del dolor mental, los masajes que me di con crema aliviaron el dolor físico. Me vestí y vi que tenía buena cara pese a todo, pero el negro me apagaba y debía introducir unos pendientes y un colgante que me dieran color para que no se viera reflejada la oscuridad de ese dolor que amaneció conmigo en ella. Me puse unos turquesas porque pensé que destacarían en el jersey junto con el colgante que me regaló una amiga cuando estaba en el hospital, pero me hacía una cara gris y triste, así que pensé en qué podría irle bien y... ¡Ya lo tengo! El colgante rojo de circulitos. ¡Si! Me lo puse pero no me convencía, así que le di un toque personal. Hice el lazo pegado al lateral de mi pecho izquierdo y me gustaba, pero le faltaba algo para que destacara, entonces me acordé del broche que me trajo por Reyes mi hermana. Fui a la habitación a por las dos libélulas y las puse en el centro del lazo. Mientras hacia todas estas cositas, me sentía como cuando era una niña e iba a casa de mi abulita y cogía sus pinturas para maquillarme y ponerme guapa. Empecé a reírme frente al espejo recordando aquellos momentos y seguí jugando conmigo misma frente al espejo. ¡Falta algo más! ¡Los pendientes a juego! A ver... ¿Cuáles cojo? No deben destacar mucho, pues el colgante es muy bonito y debe ser el centro de la atención. ¡Estos! ¡Si! Quedan muy bien. Creo que ya está todo. No, debo dar algo de color a estos mofletes y a los labios. Coloretes cobrizos y labios rojos. ¡Ya está! ¡Genial! ¡Jolin! Ahora me gustaría salir y todo. ¿Quién diría que hace un rato estaba tirada por el suelo doblada de dolor y llorando? Vaya... No puedo salir. Bueno, me lo he pasado bien. Voy a alegrarle el día a mi gente con esta foto y a decirles que "El Dolor No es impedimento para Sonreír".


2 comentarios:

  1. Ser una persona encantadora es el lujo de aquellos que todavía creen en la justicia esencial de las cosas, en la pureza... eso eres tú. Recuérdalo.

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