lunes, 17 de noviembre de 2014

17 de Noviembre de 2014 - ¡Hoy ha sido un gran día!

La mañana no empezó muy alegre porque los días antes de la quimioterapia suelo estar algo más alterada, de hecho, suelo dormirme tarde por la inquietud de cómo será el día siguiente, si sabré aguantar el dolor de los pinchazos o estaré más nerviosa, si  me he cuidado y alimentado adecuadamente, si las analíticas de sangre darán buenos resultados, si mi cuerpo llevará bien la siguiente sesión.


Cada ciclo es muy diferente porque no siempe estamos en las mismas condiciones físicas y mentales. En mi caso, ayer día 16 de Noviembre tuve un bajón precisamente por estos detalles. El viernes pasado, como cada viernes antes de la quimio, tengo que ir a sacarme sangre. Francamente, ese pinchazo ya no me disgusta, de hecho ni me mareo cuando pinchan, ya ni tan si quiera si la persona que lo hace es nefasta para encontrarte las venas (de esas me he encontrado muchas). Pero el hecho del bajón es que aunque pinto todos los días grises de color, el camino se hace largo y pesado y en algún momento hay que parar para vaciar la mochila de cargas pesadas e innecesarias para poder continuar. Ayer fue ese día. Un día de reflexión para levantarse y coger fuerzas. Un día en que lloré porque estaba cenando y se discutió por una tontería sin importancia que a mí me afectó emocionalmente porque llevaba toda la tarde predispuesta a ello. Lloré por estar cansada de esos pinchazos, cansada de tener que decir que estoy bien y que lo llevo bien cuando realmente me gustaría decir: Lo llevo bien, pero detrás de toda esta sonrisa que ves, esta buena cara, que sepas que en mi casa sufro muchos cambios físicos continuos acompañados de dolor. Lloré porque no puedo hacer lo que desearía porque mi cuerpo me limita aunque trabajo con mi mente para que no se apodere de ella y se duerma. Lloré porque había que vaciar el equipaje y no lo había hecho antes. Fue porque leí el informe médico que me dieron tras el alta de la operación, algo que antes no hice porque mis padres me dijeron todo lo que los cirujanos le contaron y me lo creí todo, pero leí algo que no me gustó y estaba inquieta por consultar con mi oncólogo (en la historia del libro todo esto será detallado y profundizado).

Pero me quedé a gusto una vez lloré, pues me pasó delante de mi familia y mi madre me dió ánimos diciendo que "ya queda menos hija". Solté toda esta historia ante mi padre, mi madre y mi hermana y me liberó del peso. Le dije a mi madre que llevo mucho pasado y que a penas he llorado, que es un mecanismo de liberación natural que todo ser humano tiene y que debe utilizar. Ella me dijo: "lo sé hija, y llevas mucho pasado, por tanto, lo entiendo". [Algo bueno que recomiendo hacer a todas las familias y amistades. No guardéis el dolor y montéis historias en vuestras mentes con nada. No dejéis pasar el tiempo y hablad con la persona cuando lo necesitéis pues luego se llegan a broncas innecesarias. Cuando realmente lo necesitas, es cuando en tu mente se crean hipótesis de una historia que te frustra]

Al final dormí tarde, pero tuve dulces sueños porque hice un trabajo conmigo misma y mi cuerpo de concienciación. Supuestamente iba a escribir en mi diario para liberarme pero me entretuve buscando unas fotos especiales para homenajear el día del cumpleaños de una de mis mejores amigas, algo que me llevó a ver buenos momentos de otros años y a hacerme reír. Perdí el tiempo con eso hasta que ya me dije que era tarde, que tocaba descansar porque al día siguiente me costaría salir de la cama a las 7. A la 1:30 me concentré en mi cuerpo y le pedí que fuera fuerte para hoy día 17 y que me sorprendiera, que tolerase bien la quimioterapia. Pues bien, hoy obviamente me levanté con los ojos hinchados, malhumorada por tener que madrugar para ir a recibir pinchazos y sin desayunar.

Una vez llegué al hospital todo cambió cuando me puse a hablar con otra paciente de "Cáncer". Escuché su historia toda sorprendida por lo bien que ha llevado la perdida de cabello. Ah, que no os he hablado de ella, cierto, es que no la conozco, ella a mí si porque hubo un día que llegué tan enérgica a ponerme la quimioterapia y las inyecciones que tuve la necesidad de compartir esa energía con todos los pacientes presentes en la sala para que fueran contagiados y se animasen al ver esto de otra manera para luchar con muchas ganas. Aquel día supe las historias de 3 o 4 pacientes que la contaron en alto en la sala y les hacía ver lo bueno de todo esto. Esa mujer no participaba en las conversaciones pero se reía y arrimaba la orejita, con lo que tamibién se contagió. Hoy cuando me saludaban ella y su marido no la reconocía, pero ella me dijo: "coincidimos hace varias semanas en la quimio y estuve escuchando cuando hablabas" ¡De momento me acordé!

Bueno, ella tiene su carga, la escuché pensando que era tan fuerte como la mía, no le conté nada de la mia pues ella sólo tiene que luchar con la zona del ovario y a penas tiene efectos secundarios, de hecho, me dijo que sigue trabajando (yo pensé ojalá pudiera estar como ella, pero cada tratamiento es diferente). Esta mujer ha aceptado muy bien la caída del cabello, no sabía que llevaba peluca y no se le notaba, eso es lo que más me sorprendió de ella. Cada uno tenemos algo que superar y lo vamos superando, intercambiar esos momentos de superación nos hacen sentir bien y a mí me pasó antes de entrar a consulta

Una vez entré a ver a Ramón, mi oncólogo, recibí buenas noticias. Primero, que el sangrado que tengo es de la almorrana creada por mis diarreas, con lo que no debo preocuparme. Segundo, que el día 3 de Diciembre me realizarán un TAC de contraste para saber cómo evoluciona todo. Tercero, que la próxima vez puedo ir directamente a ponerme la quimioterapia al Hospital de Día sin que me saquen sangre porque todas las analíticas han sido buenas desde la operación. Cuarto, me han bajado 1mg los corticoides, con lo que ya sólo tomo 1mg y pronto se me bajará la hinchazón de la cara. Quinto, sigo sin necesitar pincharme las defensas, con lo que mi cuerpo sigue fuerte. Sexto, lo que leí en el informe tiene buena pinta una vez me lo explicó él. Salí muy contenta de la consulta a llevar mi tratamiento para desayunar. Hasta el 15 de diciembre no volveré a ver a mi oncólogo e intercambio pinchazo de sangre por prueba.

Buenas noticias, pero además, hoy mi cuerpo no está tan flojo como la otra vez. ¿Será porque también está adaptándose a los ciclos de quimioterapia? ¿Será porque estoy más positiva y mi cerebro envía buenas señales al sistema nervioso para que el cuerpo me haga caso? Siempre he dicho que una pregunta ya es una respuesta, no recuerdo donde lo leí, pero así es.

¡Qué sorprendente es el cuerpo! A ver cómo se porta esta semana. Por cierto, los pinchazos no dolieron, sólo el que evita los espasmos del estómaga y los intestinos pero fue menos doloroso que otras veces. ¿Sabes por qué...?




Para cerrar esta historia con una palabra que os la recordará y os hará superar todas las vuestras, compartiré este vídeo donde se refleja muy bien el significado de la palabra "Resiliente". Palabra que conocí gracias a la psicología que hoy tengo aparcada y que algún día retomaré como hobby.




Rescato un vídeo de la UNED que lo explica muy bien.


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